Reflexión sobre el Evangelio
Jesús ha expuesto con claridad su doctrina, pero los Apóstoles no podían entenderla plenamente; la entenderán después, cuando reciban el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad que les guiará hasta la verdad completa (cfr Jn 16,13). «En efecto, el Espíritu Santo enseñó y recordó: enseñó todo aquello que Cristo no había dicho por superar nuestras fuerzas, y recordó lo que el Señor había enseñado y que, bien por la oscuridad de las cosas, bien por la torpeza de su entendimiento, ellos no habían podido conservar en la memoria» (Teofilacto, Enarratio in Evangelium Ioannis, ad loc.).