Reflexión sobre el Evangelio
Esta imagen de la mujer que da a luz, que es muy frecuente en el Antiguo Testamento para expresar el dolor intenso, suele emplearse también, sobre todo en los Profetas, para significar el alumbramiento del nuevo pueblo mesiánico. Las palabras de Jesús, que recoge el presente pasaje del Evangelio, parecen tener una relación con tales profecías, de las cuales constituirían su cumplimiento. El nacimiento del pueblo mesiánico –la Iglesia de Cristo– comporta dolores intensos no sólo a Jesús, sino también, en su medida, a los Apóstoles. Pero esos dolores, como el parto, se verán compensados por el gozo de la consumación del Reino de Cristo: «Porque estoy convencido –dice San Pablo– de que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros» (Rm 8,18).