Reflexión sobre el Evangelio
Corozaín y Betsaida eran dos ciudades florecientes, situadas en la orilla norte del lago de Genesaret, no lejos de Cafarnaum. Durante su ministerio público Jesús predicó con frecuencia en estas ciudades, y obró muchos milagros; en Cafarnaum enseñó la doctrina de su Cuerpo y Sangre, la Sagrada Eucaristía. Tiro y Sidón, las dos capitales de Fenicia, junto con Sodoma y Gomorra –todas ellas célebres por sus vicios–, eran ejemplos clásicos entre los judíos para designar el castigo de Dios. Con estas alusiones Jesús resalta la ingratitud de las personas que pudieron conocerle, pero no se convirtieron: en el día del Juicio se les pedirá más grave cuenta: «A todo el que se le ha dado mucho, mucho se le exigirá» (Lc 12,48).