Reflexión sobre el Evangelio
Aplicando estas palabras a las virtudes de Nuestra Señora, San Bernardo subraya que la humildad es más excelente que la virginidad: «Si no puedes imitar la virginidad de la humilde, imita la humildad de la virgen. Loable virtud es la virginidad, pero más necesaria es la humildad: aquélla se nos aconseja, ésta nos la mandan; te convidan a aquélla, a esta te obligan (…). De modo que aquélla se premia, como sacrificio voluntario; ésta se exige, como servicio obligatorio. En fin, puedes salvarte sin la virginidad, pero no sin la humildad» (De laudibus Virginis Matris, hom. 1).