Miércoles 31 de agosto

Reflexión sobre el Evangelio

En la vida pública de Jesús aparecen varios episodios entrañables y familiares, que ayudan a entender y valorar la estima del Señor por la vida ordinaria del hogar.

Se pone aquí de manifiesto la eficacia de la oración por los demás: «En cuanto rogaban al Salvador –dice San Jerónimo– enseguida curaba a los enfermos; dando a entender que también atiende las súplicas de los fieles contra las pasiones de los pecados» (Expositio in Evangelium sec. Lucam, in loc.).

Los Santos Padres han visto en la fiebre de esta mujer una figura de la concupiscencia: «En la fiebre de la suegra de Pedro (…) está representada nuestra carne afectada por diversas enfermedades y concupiscencias; nuestra fiebre es la pasión, nuestra fiebre es la lujuria, nuestra fiebre es la ira, vicios éstos que aunque afectan al cuerpo, perturban al alma, a la mente y al sentido» (Expositio Evangelii sec. Lucam, in loc.).

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