Miércoles 28 de septiembre

Reflexión sobre el Evangelio

Aparece aquí el caso de aquel hombre que quiso seguir a Cristo, pero con una condición: despedirse de los de su casa. El Señor ve en él poca decisión, y le da una respuesta que nos alcanza a todos, puesto que todos hemos recibido la llamada a seguirle y hemos de procurar no recibir esa gracia de Dios en vano: «Nosotros recibimos la gracia de Dios en vano cuando la recibimos a la puerta del corazón sin permitirle la entrada. La recibimos sin recibirla; la recibimos sin fruto, pues de nada sirve sentir la inspiración si no se consiente en ella (…). Sucede a veces que inspirados a hacer mucho no aceptamos toda la inspiración, sino solamente algo, como aquellos personajes del Evangelio que, aconsejados por el Señor a que le siguiesen, el uno pidió permiso para enterrar a su padre, y el otro para despedirse de sus parientes» (San Francisco de Sales, Tratado del amor de Dios, lib. 2, cap. 11).

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