Meditación
San Rafael Arcángel
I. El Arcángel San Rafael se nos da a conocer principalmente por la historia de Tobías, «tan significativa por el hecho de confiar a los ángeles los hijos pequeños de Dios, siempre necesitados de custodia, cuidado y protección» (Juan Pablo II, Audiencia general 6-VIII-1986). Narra la Sagrada Escritura que cuando Tobías, joven aún, se disponía a emprender un largo viaje, fue en busca de uno que le acompañara y se encontró con Rafael, que era un ángel (Tb 5, 4). No supo Tobías al principio quién era su compañero, pero a lo largo del camino tuvo ocasión de experimentar repetidamente su protección. Le condujo felizmente hasta su pariente Raquel, con cuya hija Sara casó, después de librarla de un mal espíritu. También curó a Tobías padre de su ceguera. Por eso se le venera como patrono de los caminantes y enfermos (B. Baur, Sed luz). La vida es un largo viaje que acaba en Dios. Para recorrerlo necesitamos ayuda, protección y consejo, pues son muchas las posibilidades de extraviarnos, o de entretenernos innecesariamente en el camino, perdiendo un tiempo precioso. Dios ha señalado a cada uno el sendero la vocación personal que conduce hasta Él. Importa mucho no equivocar la ruta, pues de lo que se trata es de conocer y seguir la Voluntad de Dios. Por eso, San Rafael, aunque a él nos podemos encomendar todos, es especial guía de aquellos que aún han de conocer lo que Dios espera de ellos.
II. ‘…Le daré también una piedrecita blanca, y escrito en la piedrecita un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe’ (Ap 2, 17). San Juan hace mención aquí a la costumbre de mostrar una piedra, sellada de forma adecuada, como contraseña o billete de entrada para poder participar en una fiesta o banquete. Expresa la vocación única y personal y las particulares relaciones con Dios que esa gracia lleva consigo. Dios nos llama a través de la vocación para que, de modo voluntario, participemos en su proyecto divino de salvación. Esta vocación es ese proyecto divino sobre nuestras vidas que se presenta como un camino a recorrer, al final del cual está Dios esperándonos. Importa mucho acertar con esta senda, con este papel que Dios quiere que representemos en su obra de salvación. Pidamos hoy al santo Arcángel Rafael que nos guíe para que entre las muchas decisiones que hemos de tomar en la vida sepamos buscar siempre la Voluntad de nuestro Padre Dios. Pidamos también por nuestros amigos, especialmente por los más jóvenes, para que sepan acertar en su caminar hasta el Señor.
III. Ayudar a otros en su camino hacia el Señor es uno de los más nobles cometidos de nuestra existencia. Nosotros queremos ir derechamente hacia el Señor, y en el camino encontramos con frecuencia a otros que vacilan, que dudan o que desconocen la ruta. Dios nos da luz para otros: Vosotros sois la luz del mundo (Mt 5, 14), ha dicho el Maestro a todos los que le siguen. Más luz, cuanto más cerca estemos de Él. Los cristianos, cuando nos mantenemos cerca del Señor, cuando nuestra amistad con Él es verdadera, somos portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras.