Reflexión sobre el evangelio
Los interlocutores de Jesús, limpios por fuera y al mismo tiempo con un corazón lleno de malicia y podredumbre, disimulan para parecer justos y, como viven de las apariencias, se preocupan por cultivarlas; saben que la virtud es motivo de honor, y se interesan por simularla. Esto es, su vida se caracteriza por la doblez y el dolo.