Lunes 17 de octubre

Reflexión sobre el Evangelio

Tras la advertencia de evitar la avaricia, Jesús expone la parábola del rico insensato: ¡qué necedad es poner la confianza en la acumulación de bienes materiales para asegurar la vida de aquí abajo, mientras se olvidan los bienes del espíritu, que son los que nos aseguran, de verdad y para siempre, por la misericordia divina, la vida eterna!

Así explicaba san Atanasio estas palabras del Señor: «Quien vive como si hubiese de morir cada día –puesto que incierta es nuestra vida por naturaleza– no pecará, ya que el buen temor extingue gran parte del desorden de los apetitos; por el contrario, quien se cree que va a tener una vida larga, fácilmente se deja dominar por los placeres» (Contra Antígono).

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