Reflexión sobre el Evangelio
El «Sol que nace de lo alto» es el Mesías, Jesucristo, bajado del cielo para alumbrarnos con su luz, «sol de justicia, que traerá en sus rayos la salvación» (Mal 4,2). Ya en el Antiguo Testamento se nos habla de la Gloria de Yahwéh, reflejo de su presencia, como de algo relacionado íntimamente con la luz. Así, por ejemplo, cuando Moisés vuelve al campamento después de haber estado hablando con Dios, tiene tal resplandor en su rostro que los israelitas «tuvieron miedo de acercarse a él» (Ex 34,30). En este sentido san Juan afirma que «Dios es luz y no hay en Él tiniebla alguna» (1 Jn 1,5), de modo que en el Cielo no habrá nunca noche porque el Señor alumbrará a todos.