Reflexión sobre el Evangelio
«Se le llamará nazareno»: Nazaret, donde tuvo lugar la Anunciación (LC 1, 26) era un pueblecito pequeño y desconocido de Israel. Estaba situado en Galilea, la parte más septentrional de la tierra de los judíos. El término «nazareno» se refiere no sólo a la procedencia geográfica de Jesús, sino también al hecho de que por eso fue despreciado por los judíos al comienzo de su misión (Jn 1, 46) y de que, aún en tiempos de San Pablo, los judíos intentaban humillar a los cristianos dándoles el nombre de nazarenos (Hch 24, 5). La condición de pobreza y el desprecio que sufriría el Mesías estaban preanunciados por muchos profetas. Las palabras «se le llamará nazareno» no se encuentran literalmente en ninguno de ellos, sino que, según San Jerónimo, resumen la enseñanza de los profetas con una fórmula breve y expresiva. Sin embargo, el mismo San Jerónimo atribuye al nombre «nazareno» el cumplimiento de la profecía de Isaías 11, 1: «Un brote saldrá del tronco de Jesé, un vástago surgirá de sus raíces». Cristo es el vástago (‘nézer’, en hebreo) de toda la raza de Abraham y de David.