Lunes 2 de enero

Reflexión sobre el Evangelio

El bautismo de Juan tenía un marcado carácter de conversión interior. Las palabras de exhortación que pronunciaba el Bautista y el reconocimiento humilde de los pecados por parte de los que acudían a él disponían para recibir la gracia de Cristo. El bautismo de Juan constituía, pues, un rito de penitencia muy apto para preparar al pueblo a la venida del Mesías, cumpliéndose con ello las profecías que hablaban precisamente de una purificación por el agua ante el advenimiento del Reino de Dios en los tiempos mesiánicos. El bautismo de Juan, sin embargo, no tenía poder para limpiar el alma de los pecados, como hace el Bautismo cristiano.

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