Reflexión sobre el Evangelio
El sábado había sido hecho no sólo para que el hombre descansara, sino para que diera gloria a Dios: éste es el auténtico sentido de la expresión «el sábado fue hecho para el hombre». Jesús bien puede llamarse señor del sábado, porque es Dios. Cristo restituye al descanso semanal toda su fuerza religiosa: no se trata del mero cumplimiento de unos preceptos legales, ni de preocuparse sólo de un bienestar material: el sábado pertenece a Dios y es un modo, adaptado a la naturaleza humana, de rendir gloria y honor al Todopoderoso. La Iglesia, desde el tiempo de los Apóstoles, trasladó la observancia de este precepto al día siguiente, domingo –día del Señor–, para celebrar la Resurrección de Cristo (Hch 20,7).