Domingo 29 de enero

Reflexión sobre el Evangelio

Las Bienaventuranzas forman como el maravilloso pórtico del Sermón de la Montaña. Para una recta comprensión de las Bienaventuranzas, es conveniente tener en cuenta que en ellas no se promete la salvación a unas determinadas clases de personas que aquí se enumerarían, sino a todos aquellos que alcancen las disposiciones religiosas y la conducta moral que Jesucristo exige. Es decir, los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los de corazón limpio, los pacíficos y los que padecen persecución por buscar la santidad, no indican personas distintas entre sí, sino que son como diversas exigencias de santidad dirigidas a quien quiere ser discípulo de Cristo.

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