Reflexión sobre el Evangelio
Este milagro pone de relieve, una vez más, la existencia del demonio y su influencia en la vida de los hombres: puede dañar –si Dios se lo permite– no solamente a los hombres, sino también a los animales. Cuando Cristo permite que entren en los cerdos, queda patente la malicia de los demonios: consideran éstos un gran tormento no poder dañar a los hombres y por eso le ruegan que, al menos, puedan hacer daño a los animales. Esto lo permite Cristo para indicar que con la misma violencia y consecuencias con que entraron en los cerdos, lo harían en los hombres, si Dios no les pusiera freno.