Reflexión sobre el Evangelio
La parábola disipa dos errores: el de los que negaban la supervivencia del alma después de la muerte y, por tanto, la retribución ultraterrena, y el de los que interpretaban la prosperidad material en esta vida como premio de la rectitud moral, y la adversidad, en cambio, como castigo. Frente a este doble error la parábola deja claras las siguientes enseñanzas: que inmediatamente después de la muerte el alma es juzgada por Dios de todos sus actos –juicio particular–, recibiendo el premio o el castigo merecidos; que la Revelación divina es, de por sí, suficiente para que los hombres crean en el más allá.