Reflexión sobre el evangelio
«Nadie ha subido al cielo, sino el Hijo del hombre que bajó del cielo y está en el cielo»: Afirmación solemne de la divinidad de Jesús. Nadie sube al Cielo y, por tanto, nadie puede conocer perfectamente los secretos de Dios, sino el mismo Dios que se encarnó y bajó del Cielo: Jesús, segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo del Hombre profetizado en el Antiguo Testamento (cfr Dn 7,13), al cual ha sido concedido señorío eterno sobre todos los pueblos, naciones y lenguas.