Reflexión sobre el evangelio
«El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna»: Jesús afirma claramente que su Cuerpo y su Sangre son prenda de la vida eterna y garantía de la resurrección corporal. Santo Tomás de Aquino da esta explicación: «El Verbo da vida a las almas, pero el Verbo hecho carne vivifica los cuerpos. En este Sacramento no se contiene sólo el Verbo con su divinidad sino también con su humanidad; por lo tanto, no es sólo causa de la glorificación de las almas, sino también de los cuerpos» (Comentario sobre S. Juan, in loc.).