Lunes 8 de mayo

5ª Semana de Pascua

Antífona de Entrada

Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se entregó a la muerte por su rebaño. Aleluya.

Oración Colecta

Te rogamos, Señor, que protejas siempre a tu familia santa con el auxilio de tu diestra poderosa, para que, en virtud de la resurrección de tu Unigénito, protegida de toda maldad, avance sin cesar asistida por tus dones celestiales.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura

Les predicamos el Evangelio para que dejando los falsos dioses, se conviertan al Dios vivo
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 14,5-18

En aquellos días, los paganos y los judíos de Iconio, apoyados por las autoridades, comenzaron a agitarse con la intención de maltratar y apedrear a Pablo y a Bernabé. Pero ellos se dieron cuenta de la situación y huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Laconia, y predicaron el Evangelio en toda la región.

Había en Listra un hombre tullido de los pies desde su nacimiento que se pasaba la vida sentado y nunca había podido andar. El tullido escuchaba el discurso de Pablo, y éste, mirándolo fijamente, advirtió que aquel hombre tenía fe suficiente como para ser curado, y le ordenó en voz alta: «Levántate y ponte derecho sobre tus pies». De un salto el hombre se puso en pie y comenzó a caminar. Cuando la gente vio lo que Pablo había hecho, empezaron a gritar en la lengua de Licaonia: «¡Dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos!» Decían que Bernabé era el dios Júpiter y Pablo el dios Mercurio, porque éste era el que hablaba. El sacerdote del templo de Júpiter, situado a la entrada de la ciudad, llevó a las puertas unos toros adornados con guirnaldas, y junto con la muchedumbre, quería ofrecerles un sacrificio. Al darse cuenta de todo esto, los apóstoles Bernabé y Pablo se rasgaron las vestiduras e irrumpieron por entre la multitud, gritando: «Ciudadanos, ¿por qué hacen semejante cosa? Nosotros somos hombres mortales, lo mismo que ustedes. Les predicamos el Evangelio que los hará dejar los falsos dioses y convertirse al Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo cuanto contienen. En épocas pasadas, Dios dejó que cada pueblo siguiera su camino, aunque siempre se dio a conocer por sus beneficios, mandando la lluvia y la cosecha a su tiempo, dándoles así comida y alegría en abundancia». Y diciendo estas palabras, consiguieron impedir, a duras penas, que la multitud les ofreciera un sacrificio.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 113
Que todos te alaben sólo a ti, Señor. Aleluya.

No por nosotros, Señor, no por nosotros, sino por ti mismo, manifiesta tu grandeza, porque eres fiel y bondadoso. Que no nos pregunten los paganos: «¿Dónde está el Dios de Israel?»
Que todos te alaben sólo a ti, Señor. Aleluya.

Nuestro Dios está en el cielo y él ha hecho todo lo que quiso. En cambio, los ídolos de los paganos son oro y plata, son dioses hechos por artesanos.
Que todos te alaben sólo a ti, Señor. Aleluya.

Que los llene de bendiciones el Señor, que hizo el cielo y la tierra. El Señor se ha reservado para sí el cielo y a los hombres les ha entregado la tierra.
Que todos te alaben sólo a ti, Señor. Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

El Espíritu Santo, que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14,21-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré en él».

Entonces le dijo Judas (no el Iscariote): «Señor, ¿por qué razón a nosotros sí te nos vas a manifestar y al mundo no?» Le respondió Jesús: «El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió.

Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento de tu inmenso amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Antífona de la Comunión

La paz les dejo, mi paz les doy; pero yo no se la doy como la da el mundo, dice el Señor. Aleluya.

Oración después de la Comunión

Dios todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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