Domingo 25 de Julio

El día de hoy se celebra la fiesta de Santiago Apóstol, patrono de la Arquidiócesis de Guatemala. Dejamos a su disposición el misal del día (17ª Semana del Tiempo Ordinario) y de la fiesta (Fiesta de Santiago, el mayor, Apóstol)

17ª Semana del Tiempo Ordinario

Antífona de Entrada

Dios habita en su santuario; él nos hace habitar juntos en su casa; es la fuerza y el poder de su pueblo.

Oración Colecta

Señor Dios, protector de los que en ti confían, sin ti, nada es fuerte, ni santo; multiplica sobre nosotros tu misericordia para que, bajo tu dirección, de tal modo nos sirvamos ahora de los bienes pasajeros, que nuestro corazón esté puesto en los bienes eternos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura

Comerán y todavía sobrará
Lectura del segundo libro de los Reyes 4, 42-44

En aquellos días, llegó de Baal-Salisá un hombre que traía para el siervo de Dios, Eliseo, como primicias, veinte panes de cebada y grano tierno en espiga. Entonces Eliseo dijo a su criado: «Dáselos a la gente para que coman». Pero él le respondió: «¿Cómo voy a repartir estos panes entre cien hombres?» Eliseo insistió: «Dáselos a la gente para que coman, porque esto dice el Señor: ‘Comerán todos y sobrará’». El criado repartió los panes a la gente; todos comieron y todavía sobró, como había dicho el Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 144
Bendeciré al Señor eternamente.

Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclame la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.
Bendeciré al Señor eternamente.

A ti, Señor, sus ojos vuelen a todos y tú los alimentas a su tiempo. Abres Señor, tus manos generosas y cuantos viven quedan satisfechos.
Bendeciré al Señor eternamente.

Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No están lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor de quien lo invoca.
Bendeciré al Señor eternamente.

Segunda Lectura

Un solo cuerpo, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-6

Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz.

Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como también una sola es la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.

Evangelio

Jesús distribuyó el pan a los que estaban sentados, hasta que se saciaron
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: «¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?» Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues Él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: «Ni doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan». Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: «Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?» Jesús le respondió: «Díganle a la gente que se siente». En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron allí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien». Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: «Este es, en verdad, el profeta que había de venir al mundo». Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él sólo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Recibe, Señor, los dones que por tu generosidad te presentamos, para que, por el poder de tu gracia, estos sagrados misterios santifiquen toda nuestra vida y nos conduzcan a la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Antífona de la Comunión

Bendice, alma mía, al Señor, y no te olvides de sus beneficios.

Oración después de la Comunión

Habiendo recibido, Señor, el sacramento celestial, memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo, concédenos que este don, que él mismo nos dio con tan inefable amor, nos aproveche para nuestra salvación eterna. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Fiesta de Santiago, el mayor, Apóstol

Patrono de la Arquidiócesis de Guatemala

Antífona de Entrada

Caminando Jesús por la ribera del mar de Galilea, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban remendado sus redes, y los llamó.

Oración Colecta

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que Santiago fuera el primero de entre los apóstoles en derramar su sangre por el Evangelio, fortalece a tu Iglesia con el testimonio de su martirio y defiéndela con su valiosa protección.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura

Llevamos siempre la muerte de Jesús en nuestro cuerpo
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios 4,7-15

Hermanos: Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos. Por eso sufrimos toda clase de pruebas, pero no nos angustiamos. Nos abruman las preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos vemos perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no vencidos.

Llevamos siempre y por todas partes la muerte de Jesús en nuestro cuerpo, para que en este mismo cuerpo se manifieste también la vida de Jesús. Nuestra vida es un continuo estar expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De modo que la muerte actúa en nosotros, y en ustedes, la vida.

Y como poseemos el mismo espíritu de fe que se expresa en aquel texto de la Escritura: ‘Creo, por eso hablo’, también nosotros creemos y por eso hablamos, sabiendo que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará a su lado con ustedes. Y todo esto es para bien de ustedes de manera que, al extenderse la gracia a más y más personas, se multiplique la acción de gracias para gloria de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 125
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar: entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua de cantar.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Aun los mismos paganos con asombro decían: «Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor». Y estábamos alegres, pues ha hecho cosas grandes por su pueblo el Señor.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora, nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo, cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Al ir, iban llorando, cargando su semilla; al regresar, cantando vendrán con sus gavillas.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.
Aleluya.

Evangelio

Beberán mi cáliz
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 20, 20-28

En aquel tiempo se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró para hacerle una petición. El le preguntó: «¿Qué deseas?» Ella respondió: «Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino».

Pero Jesús replicó: «No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?» Ellos contestaron: «Sí, podemos». Y él les dijo: «Beberán mi cáliz, sí; pero eso de sentarse a mi derecha o mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino es para quien mi Padre lo tiene reservado».

Al oír aquello los otros diez discípulos, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: «Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes: El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que te presentamos y por intercesión del apóstol Santiago, purifica nuestros corazones para que podamos participar dignamente del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Antífona de la Comunión

Quienes participan del cáliz del Señor se convierten en amigos de Dios.

Oración después de la Comunión

Por intercesión del apóstol Santiago, en cuya festividad hemos recibido con alegría tus santos sacramentos, concédenos, Señor, tu protección y ayuda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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