Jueves 22 de septiembre

25ª Semana del Tiempo Ordinario

Antífona de Entrada

Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y nuestra gloria sea alabarte.

Oración Colecta

Concédenos, Señor Dios nuestro, adorarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura

Nada hay nuevo bajo el sol
Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2-11

Todas las cosas, absolutamente todas, son vana ilusión. ¿Qué provecho saca el hombre de todos sus trabajos en la tierra? Pasa una generación, viene otra, pero la tierra permanece siempre. Sale el sol, se pone el sol y corre hacia el lugar donde volverá a salir. Sopla el viento hacia el sur, gira luego hacia el norte, y dando vueltas y más vueltas vuelve siempre a girar. Todos los ríos caminan al mar, pero el mar nunca se llena; regresan al punto de donde vinieron y de nuevo vuelven a correr. Todas las cosas cansan, nadie es capaz de explicarlas. No se cansan los ojos de ver, no se hartan los oídos de oír. Lo que antes existió, eso volverá a existir; lo que antes se hizo, eso se volverá a hacer. Nada hay nuevo bajo el sol. Y si de algo se dice: «Mira, esto sí es nuevo», eso ya existió en los siglos anteriores a nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos, lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 89
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Tú, Señor, haces volver al polvo a los humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años son para ti como un día, que ya pasó; como una breve noche.
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Nuestra vida es tan breve como un sueño; semejante a la hierba, que despunta y florece en la mañana y por la tarde se marchita y se seca.
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo?
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras.
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

A Juan yo lo mandé decapitar. ¿Quién es entonces éste, de quien oigo semejantes cosas?

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de los prodigios que Jesús hacía y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado; otros, que había regresado Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Pero Herodes decía: «A Juan yo lo mandé decapitar. ¿Quién será, pues, éste, de quien oigo semejantes cosas?» Y tenía curiosidad de ver a Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Recibe, Señor, complacido, estos dones que ponemos sobre tu altar en señal de nuestra sumisión a ti y conviértelos en el sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Antífona de la Comunión

Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame por tu misericordia. A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado.

Oración después de la Comunión

Te rogamos, Señor, que, alimentados con el don de nuestra redención, este auxilio de salvación eterna afiance siempre nuestra fe en la verdad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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