Memoria de santa Teresa del Niño Jesús, Virgen y Doctora de la Iglesia
Antífona de Entrada
El Señor fijó su mirada en ella, la instruyó y cuidó como a la niña de sus ojos. El Señor la condujo, como el águila que despliega sus alas para llevar a sus polluelos.
Oración Colecta
Dios y Padre nuestro, que tienes abiertas las puertas de tu Reino para los humildes y sencillos de corazón, ayúdanos a llegar a ti, a ejemplo de santa Teresa del Niño Jesús, por el camino de la fidelidad en las cosas pequeñas y el cumplimiento de los deberes diarios.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Ahora te han visto ya mis ojos, por eso me retracto
Lectura del libro de Job 42, 1-3.5-6.12-16
Job le respondió al Señor: «Reconozco que lo puedes todo y ningún plan es imposible para ti. Era yo el que con palabras insensatas empañaba la sabiduría de tus designios; he hablado de grandezas que no puedo comprender, de maravillas que superan mi inteligencia. Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos; por eso me retracto de mis palabras y me arrepiento, echándome polvo y ceniza».
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio: llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burros. Tuvo siete hijos y tres hijas; la primera se llamaba Paloma, la segunda Acacia, la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les asignó una parte de la herencia, al igual que a sus hermanos. Job vivió hasta los ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a sus nietos y a sus bisnietos. Y murió anciano y colmado de años.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 118
Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Enséñame a gustar y a comprender tus preceptos, pues yo me fío de ellos. Sufrir fue provechoso para mí, pues aprendí, Señor, tus mandamientos.
Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Yo bien sé que son justos tus decretos y que tienes razón cuando me afliges. Todo subsiste hasta hoy por orden tuya y todo está a tu servicio.
Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Yo soy tu siervo: instrúyeme y conoceré tus preceptos. La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los humildes.
Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.
Evangelio
Alégrense de que sus nombres estén escritos en el cielo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 17-24
En aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Él les contestó: «Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les sometan. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo».
En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: «¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio de alabanza que vamos a ofrecerte en esta festividad de santa Teresa del Niño Jesús, y concédenos que también nuestra vida sea agradable a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Antífona de la Comunión
A menos que cambiéis y os hagáis tan sencillos como niños, no entraréis en el Reino de los cielos, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Señor, que esta sagrada comunión encienda en nosotros aquel amor que inspiró a santa Teresa del Niño Jesús el deseo de ofrecerte su vida por la salvación de todos los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.