30ª Semana del Tiempo Ordinario
Antífona de Entrada
Dichosa tú, Virgen María, que llevaste en tu seno al creador del universo; diste a luz al que te creó, y permaneces Virgen para siempre.
Oración Colecta
Concédenos, Dios misericordioso, auxilio en nuestra fragilidad, para que, quienes celebramos la conmemoración de la santa Madre de Dios, con la ayuda de su intercesión nos veamos libres de nuestras culpas.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 18b-26
Hermanos: El hecho de que se predique a Cristo me alegra; y me seguirá alegrando, porque sé que esto será para mi bien, gracias sus oraciones y a la ayuda del Espíritu de Jesucristo. Tengo la firme esperanza de que no seré defraudado y, ahora como siempre, estoy plenamente seguro de que, ya sea por mi vida, ya sea por mi muerte, Cristo será glorificado en mí.
Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia. Pero, si el vivir en este mundo me permite trabajar todavía con fruto, no sabría yo qué elegir.
Me encuentro en esta alternativa: por una parte, deseo morir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otra, quedarme en esta vida, veo que es más necesario para el bien de ustedes. Convencido de esto, sé que me quedaré y los seguiré ayudando para que progresen gozosos en la fe. Así, cuando vaya a visitarlos de nuevo, su orgullo de ser cristianos aumentará gracias a mi presencia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 41
Mi alma te busca a ti, Dios mío.
Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío.
Mi alma te busca a ti, Dios mío.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo?
Mi alma te busca a ti, Dios mío.
Recuerdo cuando íbamos a casa del Señor, cantando, jubilosos, alabanzas a Dios.
Mi alma te busca a ti, Dios mío.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso humilde de corazón.
Aleluya.
Evangelio
El que se engrandece a sí mismo será humillado y el que se humilla será engrandecido
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 1. 7-11
Un sábado entró Jesús en casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, y ellos estaban espiándolo. Mirando que los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:
«Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya otro invitado más importante que tú; y el que los invitó a los dos venga a decirte: “Déjale el lugar a éste”, y entonces tengas que ir todo avergonzado a ocupar el último asiento.
Por el contrario, cuando te inviten, siéntate en el último puesto; así, cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate a la cabecera”. Entonces te verás honrado ante todos los convidados. Porque todo el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Al venerar la memoria de la Madre de tu Hijo, te rogamos, Señor, que la ofrenda que te presentamos nos transforme, por la abundancia de tu gracia, en ofrenda permanente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Antífona de la Comunión
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre.
Oración después de la Comunión
Ya que nos has concedido participar de la redención eterna, te rogamos, Señor, que, quienes celebramos la conmemoración de la Madre de tu Hijo, no sólo nos gloriemos de la plenitud de tu gracia, sino que experimentemos también un continuo aumento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.