Memoria de san Ambrosio, Obispo y Doctor de la Iglesia
Antífona de Entrada
En medio de la Iglesia abrió su boca, y el Señor lo llenó del espíritu de sabiduría e inteligencia, y lo revistió de gloria.
Oración Colecta
Señor, tú que hiciste del obispo san Ambrosio un insigne maestro de la fe católica y un valeroso sucesor de los Apóstoles, haz surgir en tu Iglesia pastores según tu corazón, que conduzcan a tu pueblo con valor y sabiduría.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
El Señor da vigor al fatigado
Lectura del libro del profeta Isaías 40, 25-31
«¿Con quién me van a comparar, que pueda igualarse a mí?», dice el Dios de Israel. Alcen los ojos a lo alto y díganme quién ha creado todos aquellos astros. Él es quien cuenta y despliega su ejército de estrellas y a cada una la llama por su nombre; tanta es su omnipotencia y tan grande su vigor, que ninguna de ellas desoye su llamado.
¿Por qué dices tú, Jacob, y lo repites tú, Israel: «Mi suerte se le oculta al Señor y mi causa no le preocupa a mi Dios»? ¿Es que no lo has oído? Desde siempre el Señor es Dios, creador aun de los últimos rincones de la tierra. Él no se cansa ni se fatiga y su inteligencia es insondable.
Él da vigor al fatigado y al que no tiene fuerzas, energía. Hasta los jóvenes se cansan y se rinden, los más valientes tropiezan y caen; pero aquellos que ponen su esperanza en el Señor, renuevan sus fuerzas; les nacen alas como de águila, corren y no se cansan, caminan y no se fatigan.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 102
Bendice al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios.
Bendice al Señor, alma mía.
Él perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura.
Bendice al Señor, alma mía.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados.
Bendice al Señor, alma mía.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Ya viene el Señor para salvar a su pueblo; dichosos los que estén preparados para salir a su encuentro.
Aleluya.
Evangelio
Vengan a mí, todos los que están fatigados
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11,28-30
En aquel tiempo, Jesús dijo: «Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que tu Iglesia te ofrece y haz que tu Espíritu Santo nos ilumine, para que podamos celebrar esta Eucaristía con la misma fe que infundió en san Ambrosio, para predicar sin descanso el Evangelio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Antífona de la Comunión
El que día y noche medita la ley del Señor, al debido tiempo dará su fruto.
Oración después de la Comunión
Tú que nos has reconfortado con este sacramento, haz, Señor, que, a imitación de san Ambrosio, cumplamos con valor tu voluntad y podamos alcanzar la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.