1ª Semana del Tiempo Ordinario
Antífona de Entrada
Floreció la vara de Jesé: la Virgen concibió al que es Dios y hombre; Dios nos devolvió la paz, reconciliando en sí lo más grande con lo pequeño.
Oración Colecta
Te pedimos, Señor, que nos asista la venerable intercesión de santa María siempre Virgen, y que, libres de todos los peligros, nos haga gozar de tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Acerquémonos con plena seguridad al trono de la gracia
Lectura de la carta a los hebreos 4, 12-16
Hermanos: La palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que espada de doble filo: penetra hasta lo más íntimo del alma, hasta la médula de los huesos. Descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Toda criatura es transparente para ella; todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de Aquél a quien hemos de rendir cuentas.
Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un sumo sacerdote eminente que ha entrado en el cielo, mantengamos firme la profesión de nuestra fe. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, sino que él mismo ha pasado por las mismas pruebas como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con plena seguridad al trono de la gracia, para recibir misericordia y encontrar la gracia que nos auxilie oportunamente.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 18
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos.
Aleluya.
Evangelio
No he venido a llamar justos, sino pecadores
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Se levantó y lo siguió. Estando Jesús a la mesa en casa de Leví, algunos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa junto con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían. Unos fariseos, viéndolo comer con pecadores y publicanos, les dijeron a sus discípulos: «¿Por qué su maestro come y bebe en compañía de publicanos y pecadores?» Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Te presentamos Señor, estos dones de reconciliación y de alabanza, y te pedimos humildemente que, siguiendo el ejemplo de la Virgen María, lleguemos a ser una ofrenda santa, agradable a ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Antífona de la Comunión
En tus labios se derrama la gracia, porque Dios te ha bendecido para siempre.
Oración después de la Comunión
Alimentados con el celestial manjar, haz, Señor, que te sirvamos con una vida intachable, a ejemplo de la santísima Virgen María, y que con ella podamos engrandecerte con dignas alabanzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.