Reflexión sobre el Evangelio
«Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto»: En sentido estricto es imposible que la criatura tenga la perfección de Dios. Por lo tanto, el Señor quiere decir aquí que la perfección divina debe ser el modelo al que ha de tender el fiel cristiano, sabiendo que hay una distancia infinita con su Creador. Pero esto no rebaja nada la fuerza de este mandamiento, sino que lo ilumina. Junto a la exigencia de este mandato de Jesucristo, hay que considerar la magnitud de la gracia que promete, para que seamos capaces de tender, nada menos, que a la perfección divina. De todos modos la perfección que hemos de imitar no se refiere al poder y a la sabiduría de Dios, que superan por completo nuestras posibilidades, sino que en este pasaje, por el contexto, parece referirse sobre todo al amor y a la misericordia.