8ª Semana del Tiempo Ordinario
Antífona de Entrada
Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y nuestra gloria sea alabarte.
Oración Colecta
Concédenos, Señor Dios nuestro, adorarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Le doy gracias al que me ha concedido sabiduría
Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) 51,17-27
Te doy gracias y te alabo, Señor, y bendeciré tu nombre para siempre. Desde mi adolescencia, antes de que pudiera pervertirme, decidí buscar abiertamente la sabiduría. En el templo se la pedí al Señor y hasta el fin de mis días la seguiré buscando. Dio su flor y maduró, como racimo de uvas, y mi corazón puso en ella su alegría.
Mi pie avanzó por el camino recto, pues desde mi juventud seguí sus huellas; tan pronto como le presté oídos, la recibí y obtuve una gran instrucción. La sabiduría me ha hecho progresar, por eso glorificaré al que me la concedió.
Decidí ponerla en práctica, busqué ardorosamente el bien y no quedé defraudado. Luché por ella con toda mi alma, cumpliendo cuidadosamente la ley. Levanté mis brazos hacia el cielo y deploré conocerla tan poco. Concentré en ella mis anhelos y con un corazón puro la poseí. Desde el principio ella me conquistó, por eso jamás la abandonaré.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo18
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandatos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Más deseables que el oro y las piedras preciosas son las normas del Señor, y más dulces que la miel de un panal que gotea.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Que la palabra de Cristo habite en ustedes abundantemente. Háganlo todo dando gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.
Aleluya.
Evangelio
¿Con qué autoridad haces todo esto?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron de nuevo a Jerusalén y, mientras Jesús caminaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar así?» Jesús les respondió: «Les voy a hacer una pregunta. Si me la contestan, yo les diré con qué autoridad hago todo esto. El bautismo de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme».
Ellos se pusieron a razonar entre sí: «Si le decimos que de Dios, nos dirá: Entonces ¿por qué no le creyeron?, y si le decimos que de los hombres…» Pero, como le tenían miedo a la multitud, pues todos consideraban a Juan como verdadero profeta, le respondieron a Jesús: «No lo sabemos». Entonces Jesús les replicó: «Pues tampoco yo les diré con qué autoridad hago todo esto».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Señor, complacido, estos dones que ponemos sobre tu altar en señal de nuestra sumisión a ti y conviértelos en el sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Antífona de la Comunión
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame por tu misericordia. A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado.
Oración después de la Comunión
Te rogamos, Señor, que alimentados con el don de nuestra redención, este auxilio de salvación eterna afiance siempre nuestra fe en la verdad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.